Gesù risorto chiede a noi
l’adesione della fede

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In quel tempo, [i due discepoli che erano ritornati da Èmmaus] narravano [agli Undici e a quelli che erano con loro] ciò che era accaduto lungo la via e come avevano riconosciuto [Gesù] nello spezzare il pane.
Mentre essi parlavano di queste cose, Gesù in persona stette in mezzo a loro e disse: «Pace a voi!». Sconvolti e pieni di paura, credevano di vedere un fantasma. Ma egli disse loro: «Perché siete turbati, e perché sorgono dubbi nel vostro cuore? Guardate le mie mani e i miei piedi: sono proprio io! Toccatemi e guardate; un fantasma non ha carne e ossa, come vedete che io ho».


Non è facile credere in Gesù risorto. Abbiamo celebrato la Pasqua. Ma in definitiva la risurrezione del Signore può essere compresa e capita solo dalla fede che Gesù stesso ridesta in ciascuno. Se non abbiamo mai sperimentato la pace "dentro" e la gioia che Gesù infonde nel cuore di chi lo cerca, è difficile trovare "al di fuori" le prove della sua risurrezione.

 

Nel Vangelo di questa domenica l’evangelista Luca descrive l'incontro di Gesù risorto con il gruppo dei Discepoli. Tra di loro c’è di tutto. Due discepoli dicono di aver riconosciuto Gesù durante una cena a Emmaus. Pietro afferma che il Maestro è apparso anche a lui. La maggior parte dei discepoli non ha avuto tuttavia alcuna esperienza e per questo non sanno che cosa pensare.


In questo contesto emotivo "Gesù in persona apparve in mezzo a loro e disse loro: «Pace a voi!».” Per risvegliare la nostra fede in Gesù risorto è necessario percepire anche oggi la sua presenza in mezzo a noi e far circolare nei nostri gruppi, nelle nostre comunità e tra la nostra gente la pace, la gioia e la sicurezza che deriva dal saperlo risorto e vivo mentre ci accompagna sulle strade impervie di questi tempi non facili per la fede.

 

Il racconto di Luca è molto realistico. La presenza di Gesù non ha trasformato magicamente i discepoli. Alcuni erano spaventati e pieni di paura, credevano di vedere un fantasma". In altri nascevano dubbi di tutti i tipi. Altri ancora per la gioia non credevano”. Altri, infine, “erano pieni di stupore" .

Questo accade anche oggi. La fede in Cristo risorto non nasce in noi in modo automatico. Si risveglia nel cuore e nell’intelletto in maniera fragile e umile. All'inizio è quasi solo un desiderio. Normalmente cresce circondata da dubbi e domande: è possibile che sia vero qualcosa di così grande?

 

Secondo il racconto evangelico Gesù venuto in mezzo ai discepoli, aprì loro la mente per comprendere le Scritture” in modo che potessero capire quanto era successo. Non solo: ha chiesto agli Undici di diventare "testimoni" che possano parlare per esperienza e predicare non in qualche maniera, ma "nel suo nome."

 

Credere in Cristo Risorto non è questione di un giorno. È un processo che può durare anni. Ciò che conta è il nostro atteggiamento interiore. Fidarsi sempre di Gesù; confidare in Lui; affidarsi a Lui. Fargli ogni giorno più spazio nella nostra vita e nella vita delle nostre comunità cristiane.

 

 

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Jesús resucitado. En última instancia es algo que solo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección. Algo de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús. Pedro dice que se le ha aparecido. La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No saben qué pensar. Entonces «Jesús se presenta en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros"». Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es poder intuir, también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular en nuestros grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad que da el saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles para la fe. El relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera mágica a los discípulos. Algunos se asustan y «creen que están viendo un fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo. Hay quienes «no lo acaban de creer por la alegría». Otros siguen «atónitos». Así sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y segura en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y humilde. Al comienzo, es casi solo un deseo. De ordinario, crece rodeada de dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande? Según el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles el entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no de cualquier manera, sino «en su nombre». Creer en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede durar años. Lo importante es nuestra actitud interior. Confiar siempre en Jesús. Hacerle mucho más sitio en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades cristianas.

Definizioni di Jesús resucitado. En última instancia es algo que solo puede ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros. Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde, es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección. Algo de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús. Pedro dice que se le ha aparecido. La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No saben qué pensar. Entonces «Jesús se presenta en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros"». Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es poder intuir, también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular en nuestros grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad que da el saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles para la fe. El relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera mágica a los discípulos. Algunos se asustan y «creen que están viendo un fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo. Hay quienes «no lo acaban de creer por la alegría». Otros siguen «atónitos». Así sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y segura en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y humilde. Al comienzo, es casi solo un deseo. De ordinario, crece rodeada de dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande? Según el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles el entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no de cualquier manera, sino «en su nombre». Creer en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede durar años. Lo importante es nuestra actitud interior. Confiar siempre en Jesús. Hacerle mucho más sitio en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades cristianas.